Dada la generalización de la enseñanza
a toda la población de forma obligatoria y el uso prioritario de la lectura y la escritura como mediadores de la enseñanza, son muchos los niños que
tienen dificultades escolares.
Todos aprendemos de manera
diferente. En el niño, hay que valorar de que manera aprende con menor
dificultad: observando, escuchando, a
través de la experiencia directa y la manipulación,…
En este nivel pueden aparecer trastornos o
indicios sobre ciertas dificultades, pero puede tratarse
de trastornos evolutivos, y que a lo
largo del aprendizaje pueden desaparecer. Por otro lado, podemos encontrarnos
con que un alumno presenta mayores
problemas con la lectura o la escritura, esto sería válido considerando
varios factores, entre otros: antecedentes, personalidad del alumno,… aportando
muestras evidentes de que se trate de un problema necesario de evaluar. En este
último caso sería conveniente acudir a la maestra-tutora, especialistas del
centro (maestro/a de audición y lenguaje y pedagogía terapeútica), equipo de
orientación y atención educativa.
Es primordial en la educación de un niño el papel de los padres.
Los padres deben hacer de su hogar: un lugar seguro y alentador. Es importante valorar las habilidades particulares, fomentar todo talento especial que exhiba su hijo: pintura, deporte, la música, favoreciendo su adecuada autoestima, factor muy relevante en la personalidad de su
hijo. Elogiar al niño le animará a tener un comportamiento positivo.
Igualmente es esencial poder dedicar
el tiempo necesario para ayudar a su hijo con los deberes o en caso de no
ser posible, buscar un profesor
especializado que pueda proporcionarle la ayuda.
Otro punto clave a tener en cuenta son las dificultades prácticas que
puedan presentar, es decir, necesitan una organización
adecuada, estructurada, clara y concisa del día a día. Hablamos de rutinas que le faciliten al
alumno conocer su entorno y saber qué es lo que tiene que hacer en cada
momento, evitando su desorientación, distracción,…Para ello podemos ayudarles
utilizando códigos de color
para marcar: libros, bolsas, objetos que manipule en su vida diaria para que
pueda reconocerlas inmediatamente.
La actitud de los padres debe basarse en el sentido común. Ante una
pregunta que realice el niño sobre ortografía o gramática cuando esté
escribiendo, se le dará la respuesta y se le dejará continuar con su tarea. Es
importante tomarse el tiempo necesario
para escuchar a su hijo, aprovechar un momento
tranquilo para darle la oportunidad de contarle lo ocurrido ese día o de
hacerle partícipe de lo que le preocupa.
Es imprescindible que los padres sepan cómo brindar la ayuda necesaria a
sus hijos, pero pueden hacerlo de forma lúdica y práctica. Con una serie de
ejercicios pueden ayudarlos a desarrollar la capacidad de comprensión del
lenguaje, sin mucho esfuerzo.
Se pueden realizar ACTIVIDADES VERBALES, por ejemplo:
1.- Elegir una letra
del alfabeto, comenzando con una letra que
aparezca en el nombre del niño. Buscar objetos que comiencen con esa letra,
inventar rimas para el nombre del niño o niña: “Ramón, ¿te gusta el jamón?”….
2.- Juegos
tradicionales de lenguaje oral que también
desarrollan éste ámbito son:
-
“Veo-veo”: Se comenzará con la primera sílaba de
la palabra, por ejemplo “Empieza por ME-” pasando de los conceptos más fáciles
a los más complejos. Cuando el niño domine las sílabas, realizaremos esta misma
actividad utilizando solo la letra inicial, por ejemplo: “Empieza por M-
(eme)” (Visualizar vídeo de Eugenia Romero como ejercicio-tipo).
-
“Palabras encadenadas”: Se trata de hacer
una cadena de palabras que comiencen por la sílaba final de la palabra
anterior, por ejemplo: el primer jugador dice “ventana” y el siguiente debe
pensar una palabra que comience por “na-”, como podría ser “nave”, y así
sucesivamente (“velero”, “ropa”,…).
Otros prerrequisitos son también importantes trabajarlos: la atención, la memoria, el vocabulario…
Para ello el niño debe estar abierto a experiencias variadas y contar con la
mediación de un adulto que le ayude a madurar esos aspectos. Algunas
actividades que pueden ayudarle:
-
Decirles el nombre de las calles por
la que pasan.
-
Recordar nombre, apellidos y profesión
de papá y mamá.
-
Aprender su número de teléfono y los
de algún familiar o amigo
-
Localizar en las tiendas aquello que
van a comprar y cogerlo.
-
Jugar con puzzles, barajas de familias
(profesiones, animales, alimentos)…
-
Aprender los días de la semana y los
meses del año.
-
Buscar las diferencias entre dos
dibujos casi iguales.
-
Observar durante un tiempo una lámina,
foto ,… y preguntarles que había, cuántas personas, qué ropas llevaba, que
tiempo hacía,…
-
Enseñarle canciones, adivinanzas,
refranes,…
-
Poner objetos sobre la mesa y decirle que
cierre los ojos, esconder uno de los objetos y cuando los abra que descubra que
objeto falta.
-
Describir un objeto de la casa y que
lo adivine. Por ejemplo: “Tiene cuatro
patas y nos sentamos en ella cuando vamos a cenar”…
-
Leer juntos una historia y hablar
sobre ella. Hacerle preguntas sobre algunos acontecimientos del cuento para ver
si los recuerda.
-
Recordar que comió el día anterior en
la comida y en la cena.
-
Aprovechar las salidas de la ciudad
para explicarle por qué pueblos pasan y qué veis.
-
Ver con él un programa de TV y
preguntarle por los personajes: su nombre, qué hacen,…
-
Preguntarle sobre una habitación de la
casa con los ojos cerrados: color de las paredes, cuadros, muebles, otros
objetos,…
Es esencial demostrar al
niño la utilidad de la lectura para
la vida diaria: viendo el periódico, a qué hora empieza un programa de TV,
consultar catálogos de juguetes, leer recetas de cocina y realizarla,
escribirle notas para que haga recados sencillos, leer notas que le entreguen
en el colegio,…
Así mismo debemos recordar que no
todos los niños llevan el mismo ritmo y lo importante es que cada uno alcance sus objetivos de acuerdo a la
madurez que vaya adquiriendo; no debemos perder la paciencia ni atosigar al
niño. Hay que propiciar en él el desarrollo de una relación positiva con lo
escrito, asociando la lectura con situaciones placenteras: manipulación de libros, audición de lecturas por un adulto antes de
dormir, leer a dos voces (el adulto lee el cuento, de pronto se calla, o el
adulto lee un trozo y el niño otro) etc.
Es fundamental confiar en los profesionales de la educación de su hijo,
seguir sus orientaciones y propuestas de colaboración, de modo que tanto la
familia como la escuela vayamos en la misma dirección.

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